En Irlanda, puedes enfrentarte a seis meses entre rejas por falsificar una receta de medicamentos. O por robar 20.000 euros a tu empresa para unas vacaciones de lujo. O, hasta hace poco, por asistir a la iglesia.
Incluso en un año que ha dado lugar a que las normas sociales dieran un vuelco, no deja de ser una sorpresa que la Isla Esmeralda, antaño hogar lejos de Roma para los católicos de Europa, haya llegado a este estado. Hay pocos lugares más impregnados de tradición eclesiástica.
Hasta ahora…
Escribe Lois McLatchie en The National Review. Lea el artículo completo aquí.