Que el matrimonio y la familia sean protegidos

Una de las primeras acciones de Dios en el mundo fue la institución del matrimonio como una unión de por vida entre un hombre y una mujer.
El matrimonio es un bien social divinamente inspirado. El pacto matrimonial sirve como el método e ideal de Dios para cumplir su mandato a la humanidad de ser fecundos y multiplicarse, el pilar fundamental de la sociedad y la imagen viva del amor de Cristo por su Iglesia.
La sociedad actual promueve activamente visiones contrarias a la postura bíblica sobre el matrimonio y la sexualidad. Pero, independientemente de lo que diga nuestra cultura, debemos afirmarnos en la verdad revelada por Dios. Las Escrituras dejan claro que la intimidad sexual está reservada para el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Además, Dios creó a la humanidad en dos, y solo dos, sexos iguales, complementarios e inmutables a su imagen y semejanza, hombre y mujer. Toda la humanidad comparte esta naturaleza común en todas las épocas y culturas. La masculinidad y la feminidad son ordenadas por Dios. No son construcciones sociales o producto del deseo del hombre, ni son variables o fluidas.
La ley debería respetar el orden creativo de Dios para el matrimonio y la familia. Sin embargo, societariamente, la mentira de que el matrimonio no es nada especial y puede ser definido como queramos se está esparciendo por todo el mundo.
Queremos ver una cultura comprometida con fortalecer el futuro con matrimonios y familias estables. El matrimonio debería ser definido como la unión de por vida entre un hombre y una mujer, colocando las necesidades de los demás, especialmente de los niños, en primer lugar.
Los matrimonios fuertes crean familias fuertes,y una sociedad que goza de salud, libertad y estabilidad. Y, sin embargo, en una cultura donde los deseos individuales priman sobre lo que es mejor para la sociedad, vemos que existen profundos ataques contra el matrimonio y el bienestar de los niños, relegados a un segundo plano.
El desacuerdo con este punto de vista se percibe como una amenaza para las normas sociales actuales y algunos supuestos derechos ficticios, como los llamados “derechos sexuales”, que son considerados más importantes que los derechos fundamentales, como el derecho a la libertad religiosa.
El matrimonio beneficia a la sociedad de muchas maneras más que cualquier otro tipo de relación. En ADF International defendemos las leyes y políticas que dan a los niños una mejor oportunidad de tener una crianza estable para que ellos y, a su vez toda la sociedad, puedan florecer.
Los niños se desarrollan mejor cuando son criados por su madre y padre casados, y la mejor manera de protegerlos es promover y salvaguardar el matrimonio. Pero cuando la cultura no respeta el matrimonio, un sinnúmero de personas, particularmente las mujeres, los niños y las personas desfavorecidas, sufren dificultades emocionales y materiales innecesarias.