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La crísis del Coronavirus agrava la persecusión de Cristianos en Pakistán

«La gente se está desesperando. Algunos tienen que traicionar su fe para obtener algo de comer a cambio. Se les obliga a convertirse al Islam por una bolsa de harina», informa Aneeqa A, abogada asociada a ADF International en Pakistán.

Aneeqa defiende a los cristianos acusados de blasfemia en virtud de la estricta legislación paquistaní sobre la materia y les ayuda a luchar contra las numerosas acusaciones falsas. La blasfemia se castiga con la muerte en Pakistán. Actualmente hay unas 40 personas condenadas a muerte por blasfemia en el país oriental.

La crisis de Corona supuso una carga adicional para la minoría cristiana de Pakistán. Aneeqa afirma que los cristianos se han visto privados de alimentos y sufren aún más violencia y persecución que de costumbre.

Recientemente, la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) expresó su gran preocupación por la denegación de ayuda alimentaria a los cristianos e hindúes paquistaníes. En un caso en Karachi, la mayor ciudad de Pakistán, una ONG incluso justificó explícitamente sus acciones diciendo que la ayuda alimentaria estaba reservada exclusivamente a los musulmanes.

Los últimos informes muestran que la situación en Pakistán sigue deteriorándose. La persecución de los cristianos y otras minorías religiosas en todo el mundo es un mal mayor desde hace años, y cada vez es más agresiva y generalizada. En abril, el USCIRF nombró a países como China, Pakistán y Myanmar como los que más violan la libertad religiosa.

A pesar de que la libertad de religión está garantizada por la Constitución, el número de casos de discriminación por motivos religiosos está aumentando rápidamente en Pakistán. Nuestros socios locales confirman que los cristianos son las víctimas más frecuentes de la violencia, las falsas acusaciones y la persecución, y que el poder judicial no se toma en serio los derechos de esta minoría.

Las mujeres y niñas cristianas son secuestradas, casadas a la fuerza y convertidas. Según las estimaciones, cada año unas 1000 mujeres sufren este destino. La mayoría de las veces, estos casos pasan desapercibidos. Pero cuando se tratan los casos, las mujeres suelen ser interrogadas en presencia de sus maridos, esos hombres con los que están casadas a la fuerza y que las golpean y maltratan. La protección de las minorías religiosas es uno de los casos judiciales más difíciles en Pakistán para los defensores de los derechos.

Aunque ha habido absoluciones destacadas, como la de Asia Bibi, las leyes sobre la blasfemia siguen siendo una gran amenaza. Además de los largos aplazamientos e incidentes en los procesos judiciales, las leyes fomentan una cultura en la que la violencia contra individuos y grupos acusados de blasfemia se desestima como un pecado menor. En el Punjab, un grupo cristiano fue atacado tras ser acusado de blasfemia por los altavoces de una mezquita. En Karachi, unos 200 cristianos se vieron obligados a abandonar sus hogares después de que cuatro mujeres cristianas fueran acusadas de blasfemia y posteriormente atacadas por una turba enfurecida.

Estos son sólo algunos ejemplos de la vida cotidiana de los cristianos en Pakistán. La crisis de Corona ha exacerbado la injusticia que viven los cristianos cada día. Los cristianos se ven obligados a negar su fe a cambio de poder alimentar a sus familias. Mientras tanto, la comunidad internacional intenta distribuir equitativamente la ayuda de emergencia de Corona. Al hacerlo, también debe escuchar las voces de los más afectados por la crisis y proteger a las minorías perseguidas que, de otro modo, reciben poca o ninguna ayuda.

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